¿QUÉ ES ANARQUISMO?
por Emma Goldman
Anarquía:
Siempre despreciado, maldecido, nunca comprendido
Eres el terror espantoso de nuestra era.
“Naufragio de todo orden”, grita la multitud,
“Eres tú y la guerra y el infinito coraje del asesinato.”
Oh, deja que lloren. Para esos que nunca han buscado
La verdad que yace detrás de la palabra ,
A ellos la definición correcta de la palabra no les fue dada.
Continuarán ciegos entre los ciegos.
Pero tu, oh palabra, tan clara, tan fuerte, tan pura,
Vos dices todo lo que yo, por meta he tomado.
Te entrego al futuro! Tú eres segura.
Cuando uno, por lo menos despertará por sí mismo .
¿Viene en la solana del atardecer? ¿En la emoción de la tempestad?
!No puedo decirlo–pero ella la tierra podrá ver!
!Soy un anarquista! Por lo que
No reinaré, y tampoco reinado seré!
– John Henry Mackay
El anarquismo es la única filosofía que devuelve al hombre la consciencia de sí mismo, la cual mantiene que Dios, el Estado y la sociedad no existen, que sus promesas son vacías y sin valor, ya que pueden ser logradas sólo a través de la subordinación del hombre. El anarquismo, por lo tanto, es el maestro de la unidad de la vida, no meramente en la naturaleza, sino también en el hombre. No hay conflicto entre los instintos sociales e individuales, no más de los que existen entre el corazón y los pulmones: el uno, el receptáculo de la esencia de la preciosa vida; y el otro, el almacén del elemento que mantiene la esencia pura y fuerte. El individuo es el corazón de la sociedad, conservando la esencia de la vida social; la sociedad es el pulmón que está distribuyendo el elemento para mantener la esencia de vida–es decir, al individuo–puro y fuerte.
El anarquismo, entonces, verdaderamente favorece la liberación de la mente humana del dominio de la religión la liberación del cuerpo humano del dominio de la propiedad, la liberación de las cadenas y prohibiciones del gobierno. El anarquismo representa un orden social basado en la agrupación libre de los individuos, con el propósito de producir verdadera riqueza social, un orden que garantizará a cada humano un acceso libre a la tierra y un gozo completo de las necesidades de la vida, de acuerdo a los deseos individuales, gustos e inclinaciones.
Esto no es una idea salvaje o una aberración mental. Han llegado a tal conclusión multitud de hombres y mujeres inteligentes de todo el mundo, una conclusión resultante de la observación cercana y estudiosa de las tendencias de la sociedad moderna; la libertad individual y la equidad económica, las fuerzas gemelas para el nacimiento de lo que es transparente y verdadero en el hombre.
En cuanto a los métodos. El anarquismo no es, como muchos pueden suponer, una teoría del futuro a ser logrado a traves de la inspiración divina. Es una fuerza de vida en los asuntos de nuestra vida, constantemente creando nuevas condiciones. Los métodos del anarquismo por lo tanto no contienen un programa, armado de hierro para llevarse a cabo bajo toda circunstancia. Los métodos deben salir de las necesidades económicas de cada lugar y clima y de los requisitos intelectuales y temperamentales del individuo. El carácter calmado y sereno de un Tolstoy desearán diferentes métodos para la reconstrucción social, que la intensa, desbordante personalidad de Miguel Bakunin o de un Pedro Kropotkin. Igualmente también debe ser aparente que las necesidades económicas y políticas de Rusia dictarán medidas más drásticas que las de Inglaterra o América. El anarquismo no representa ejercicios militares y uniformidad pero, sí defiende el espíritu revolucionario, en cualquier forma, en contra de todo lo que impida el crecimiento humano. Todos los anarquistas concuerdan en eso, al igual que están de acuerdo en su oposición a la maquinaria política como un medio de traer el gran cambio social.
La libertad, la expansión, la oportunidad y sobre todo, la paz y el descanso, solos, pueden enseñarnos los factores dominantes reales de la naturaleza humana y todas sus magníficas posibilidades.
La palabra anarquía suena mal a la mayor parte de las personas porque se la presentan como sinónimo de maldad, relajamiento, caos. Estiman que los anarquistas son una banda de viles facinerosos que desconocen el uso del peine y del jabón; resueltos a matar a los ricos para repartirse su capital. Sin embargo, la anarquía es para sus adeptos una teoría social que procura obtener el orden con ausencia de todo gobierno del hombre por el hombre; significa en una palabra, completa libertad individual.
Si hasta aquí la palabra anarquía ha sido interpretada como significando un estado de ilimitado desórden es porque se ha enseñado a la gente que deben ser dirijidos, que son gobernados sabiamente y que el gobierno es una necesidad.
En los pasados siglos, todo individuo que afirmaba que la humanidad podía seguir su camino sin ayuda de una autoridad terrena ni espiritual, pasaba por loco i concluía sus días en un asilo de alienados o en una hoguera; mientras que hoi hai impios hombres y mujeres a centenares de miles, que se rien de la idea de un Ser sobrenatural.
Pero los librepensadores de hoy, por ejemplo, creen aun en la necesidad de un Estado que proteja a los hombres, sin penetrar en la barbarie de las instituciones gubernativas. No comprenden que el gobierno jamás ha existido ni puede existir sin opresión, que toda autoridad se haya hecho culpable de grandes crímenes contra la sociedad.
La autoridad se ha desarrollado sucesivamente de despótica anarquía, oligarquía, plutocracia; pero nunca ha dejado de ser una imposición.
No se puede negar que es grande el número de personas de buenos sentimientos y de mejor voluntad que deseen mejorar las condiciones presentes; pero no está su espíritu suficientemente emancipado de los prejuicios y de las superticiones de los siglos bárbaros para comprender lo que hay en realidad en el fondo de la institución llamada gobierno.
“¿Cómo podríamos vivir sin gobierno? -dicen unos-. Si nuestro gobierno no es bueno procuremos reemplazarlo por otro; pero en absoluto no podremos prescindir de él”.
Lo malo es que el buen gobierno es una ilusión, porque su misma existencia está basada en la tiranía de una clase sobre otra. “Pero los hombres deben ser gobernados -observan-; desean estar guiádos por leyes”. Pues bien; si los hombres son niños que es preciso conducir, ¿quién es bastante perfecto, bastante sabio, bastante puro para estar en el caso de gobernar y guiar a sus compañeros?
Nosotros pretendemos que los hombres se gobiernen por sí mismos individualmente. Si para esto no están aún maduros, en el mismo caso se hallan para gobernar a los otros. ¿Es posible, además, que un solo hombre o un pequeño número de hombres dirijan los millones de ciegos que componen una nación?
“Pero necesitamos a los menos alguna autoridad” -nos dice uno de nuestros amigos. Ciertamente, y esa autoridad nosotros la tenemos también; es aquel poder irresistible de las leyes naturales, que se manifiesta lo mismo en el mundo social.
Comprendamos o no esas leyes, es menester obedecerlas, porque forman parte de nuestra existencia. Somos esclavos absolutos de ellas; pero esta esclavitud de ningún modo es humillante, ni está estbalecida en los códigos.
La esclavitud, tal cual existe hoi, tolera una amo esterior, un lejislador estraño a los que le obedecen; las leyes naturales, al contrario, no están fuera de nosotros, sino en nosotros. Y solamente conforme con estas leyes vivimos, respiramos, nos movemos; no siendo ellas enemigas nuestras, sino nuestras bienhechoras.
Las leyes establecidas por el hombre y reunidas en los códigos, ¿están en conformidad con las naturales? Nadie puede ser capaz de afirmarlo.
Y porque las leyes que han hecho los hombres no están en conformidad con las de la naturaleza, la humanidad sufre tantos males. Es un absurdo hablar del bienestar humano mientras no seamos libres.
Nada tiene de asombroso el que ciertas personas combatan con tanto encarnizamiento la anarquía y sus propagandistas; esta doctrina exije una cambio demasiado radical de las reglas actualmente admitidas, y la activa y celosa propaganda de sus propagandistas ha de herir a muchas conciencias con sus grandes y nuevas verdades.
Se predica la paciencia y la resignación a los pobres, a cambio de recompensas utlraterrenas. Pero al miserable paria que nada tiene suyo, y que ha de implorar un pedazo de pan, ¿qué le importa que las puertas del cielo se abran para él mas ampliamente que para el rico? En presencia de la inmensa miseria de las masas, tales promesas parecen una amarga ironía.
He encontrado pocos hombres y mujeres intelijentes que defiendan con honradez y conciencia los gobiernos existentes; todos estaban de acuerdo conmigo en muchos puntos; solo en el momento decisivo de los hechos les faltaba valor moral para demostrar i declararse francamente partidarios de los principios anarquistas.
Nosotros, que tenemos escojido el sendero que nos trazan nuestras convicciones, en defensa de principios científicos y naturales, combatimos la organización llamada Estado, y proclamamos el derecho igual a la producción y a gozar de la vida.
Una vez libertados de las restricciones de una autoridad estraña, los hombres pactarán libremente; las organizaciones se formarán de voluntades autónomas; cada uno contribuirá al bienestar común y al suyo propio, trabajando lo que pueda y consumiendo lo que necesite.
Todos los descubrimientos y todas las invenciones técnicas modernas servirán para hacer el trabajo más fácil y agradable; y la ciencia, la instrucción, el arte, accesibles a todos, perfeccionarán y enoblecerán la raza y la mujer será igual al hombre.
“Todo está muy bien -replica uno-; pero los hombres no son ángeles, son egoístas”.
¿Y qué? El egoísmo no es un crimen ni un obstáculos; lo es solamente dentro de las condiciones que permiten a un individuo stasifacer su egoìsmo en detrimento de los otros. En una sociedad anarquista cada uno buscará satisfacer su yo; pero como la naturaleza, nuestra madre, ha arreglado las cosas de manera que aquellos sobrevivan solo con la ayuda de sus vecinos, el hombre, a fin de satisfacer su yo, estenderá su ayuda a los que le prestarán la suya; i así, el egoísmo, resultará un bien.
Tal es nuestro ideal.
Un puñal en una mano, una antorcha en la otra y todos los pórticos desbordantes de bombas de dinamita; he ahí como pintan al anarquista sus enemigos. Se le considera un semiloco y un semibribón, que no tiene más objeto que el desbarajuste universal; no conociendo otro medio para llegar al fin que asesinar al primero que halla a su paso. El esbozo es una horrible caricutura, pero no es de estrañar que sea jeneralmente aceptada, por cuanto esta idea se vocea a grandes gritos entre un público siempre dispuesto a creer los sueños mas fantásticos con una terquedad digna de mejor causa.
Entretanto, nosotros pensamos que la anarquía, es decir, la libertad individual, no se obtendrá sin violencia, y que es la misma violencia la que arrastra a las Termópilas y a Maraton.
Mas claro y fuerte que nunca el pueblo reclama la libertad y las condiciones para llegar a este fin son cada vez mas favorables.
Es evidente que a traves de la historia se elabora una evolución, a la que cederán todas las esclavitudes y la violencia bajo todas las formas. y de aquella evolución ha de salir la libertad plena y sin límites, libertad para todos y libertad para cada uno. De ahí claramente se desprende que el anarquismo no puede ser un movimiento retrógrado como se insinúa; en el ejército de la libertad, los anarquistas marchan a la vanguardia. Es absolutamente necesario que la masa del pueblos jamas olvide la lucha jigantesca que debe preceder a la realización de nuestras ideas, y los anarquistas usan de todos los medios a su disposición: la palabra, la prensa, la acción, para apresurar el desenvolvimiento revolucionario.
En cuanto a la violencia que para la jente caracteriza al anarquista, no se puede negar i no se negará que la mayor parte de los anarquistas están convencidos de que la “violencia” no es mas de condenar en un individuo que en un pueblo oprimido que se vale de ella para conquistar la libertad.
El anarquismo, la gran fermentación del pensamiento, está hoy imbricado en cada una de las fases del empeño humano. La ciencia, el arte, la literatura, el drama, el esfuerzo para un mejoramiento económico, de hecho toda oposición individual y social al desorden existente de las cosas, es iluminado por la luz espiritual del anarquismo. Es la filosofía de la soberanía del individuo. Es la teoría de la armonía social. Es el gran resurgimiento de la verdad viva que está reconstruyendo el mundo y nos anunciará el amanecer
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